¿QUÉ ES EL PORTAFOLIO?
El portafolio como instrumento es de amplio uso en educación, y sus beneficios
son múltiples y variados (Brown, 2002; Hauge, 2006; Wade & Yarbrough, 1996),
pero quizás lo más importante, es que es un instrumento que documenta o presenta
evidencia sobre el progreso del estudiante en el tiempo (Abrami & Barrett,
2005; Challis, 2005; Smith & Tillema, 2003)[1]. El portafolio que debe construir en P4
consiste en selecciones intencionadas del trabajo realizado en su centro de
práctica, las cuales entregan evidencia de su crecimiento profesional.
El portafolio permite demostrar que hay
intencionalidad pedagógica detrás de su actuar, porque permite visualizar
[1] Abrami, P. C., & Barrett, H. (2005).
Directions for research and development on electronic portfolios. Canadian
Journal of Learning and Technology, 31(3), online version.
Brown, J. O.
(2002). Know thyself: The impact of portfolio development on adult learning.
Adult Education Quarterly, 52(3), 228-245.
Challis, D. (2005).
Towards the mature ePortfolio: Some implications for higher education.
Canadian Journal of Learning and Technology, 31(3), online
version.
Hauge, T. E. (2006). Portfolios and ICT as means of professional
learning in teacher education. Studies in Educational Evaluation,
32(1), 23-36.
Smith, K., & Tillema, H. (2003). Clarifying different
types of portfolio use. Assessment and Evaluation in Higher Education,
28(6), 625-648.
Wade, R. C., & Yarbrough, D. B. (1996). Portfolios:
A tool for reflective thinking in teacher education? Teaching and Teacher
Education, 12(1), 63-79.Haz clic aquí para modificar.
El modelo de Formación de Profesores propuesto por Bransford, Darling-Hammond y
LePage (2005) se ha usado como referente en las modificaciones curriculares de
los programas de la Facultad. Este modelo, organiza la discusión en torno a tres
áreas generales de conocimiento, habilidades y disposiciones que son importantes
de desarrollar a lo largo de la formación. Estas dimensiones tienen espacios de
intersección entre ellos, siendo las prácticas el lugar donde se integran todas.
Según estos autores, la práctica debería ser el espacio en que se ponen en juego
los conocimientos y habilidades que las estudiantes han desarrollado tanto del
niño, su desarrollo y su contexto social, de la enseñanza, el curriculum y los
contextos educativos. Este modelo está a la base del Marco para la Buena
Enseñanza, donde se establece “lo que los docentes chilenos
deben conocer, saber hacer y ponderar para determinar cuán bien lo hace cada uno
en el aula y en la escuela”. El desafío está en integrar todas las
dimensiones para lograr aprendizajes en los niños de todas las edades. El
portafolio es una manera de evidenciar que esta integración ha sido lograda (ver
Fig. 1).
El portafolio como instrumento es de amplio uso en educación, y sus beneficios
son múltiples y variados (Brown, 2002; Hauge, 2006; Wade & Yarbrough, 1996),
pero quizás lo más importante, es que es un instrumento que documenta o presenta
evidencia sobre el progreso del estudiante en el tiempo (Abrami & Barrett,
2005; Challis, 2005; Smith & Tillema, 2003)[1]. El portafolio que debe construir en P4
consiste en selecciones intencionadas del trabajo realizado en su centro de
práctica, las cuales entregan evidencia de su crecimiento profesional.
El portafolio permite demostrar que hay
intencionalidad pedagógica detrás de su actuar, porque permite visualizar
- Las ideas y los objetivos que guían su actuar pedagógico
- Las estrategias que utiliza, y que sabe cómo y cuándo utilizarlas y en qué
contexto - Su efectividad como educadora
- Que toma decisiones con sentido basándose en evidencia sólida. Sabe cómo
evaluar el aprendizaje y desarrollo de los niños con quienes trabaja, y utiliza
esa información para mejorar sus prácticas pedagógicas, permitiendo que los
niños alcancen su máximo potencial
[1] Abrami, P. C., & Barrett, H. (2005).
Directions for research and development on electronic portfolios. Canadian
Journal of Learning and Technology, 31(3), online version.
Brown, J. O.
(2002). Know thyself: The impact of portfolio development on adult learning.
Adult Education Quarterly, 52(3), 228-245.
Challis, D. (2005).
Towards the mature ePortfolio: Some implications for higher education.
Canadian Journal of Learning and Technology, 31(3), online
version.
Hauge, T. E. (2006). Portfolios and ICT as means of professional
learning in teacher education. Studies in Educational Evaluation,
32(1), 23-36.
Smith, K., & Tillema, H. (2003). Clarifying different
types of portfolio use. Assessment and Evaluation in Higher Education,
28(6), 625-648.
Wade, R. C., & Yarbrough, D. B. (1996). Portfolios:
A tool for reflective thinking in teacher education? Teaching and Teacher
Education, 12(1), 63-79.Haz clic aquí para modificar.
El modelo de Formación de Profesores propuesto por Bransford, Darling-Hammond y
LePage (2005) se ha usado como referente en las modificaciones curriculares de
los programas de la Facultad. Este modelo, organiza la discusión en torno a tres
áreas generales de conocimiento, habilidades y disposiciones que son importantes
de desarrollar a lo largo de la formación. Estas dimensiones tienen espacios de
intersección entre ellos, siendo las prácticas el lugar donde se integran todas.
Según estos autores, la práctica debería ser el espacio en que se ponen en juego
los conocimientos y habilidades que las estudiantes han desarrollado tanto del
niño, su desarrollo y su contexto social, de la enseñanza, el curriculum y los
contextos educativos. Este modelo está a la base del Marco para la Buena
Enseñanza, donde se establece “lo que los docentes chilenos
deben conocer, saber hacer y ponderar para determinar cuán bien lo hace cada uno
en el aula y en la escuela”. El desafío está en integrar todas las
dimensiones para lograr aprendizajes en los niños de todas las edades. El
portafolio es una manera de evidenciar que esta integración ha sido lograda (ver
Fig. 1).